José Adriano Anaya
La gestión de Rutilio Escandón ha estado llena
de errores, pero el peor
error que cometió, fue
no haber cuidado su
salida y permitir que sus colaboradores le cerraran el paso al que hoy es el gobernador electo, a
quien le realizaron una campaña
mediática de desprestigio e incluso pagaron notas en el periódico
Reforma para golpearlo, quienes
estaban plenamente convencidos que cualquiera podía ser el candidato de Morena a la gubernatura
menos Eduardo Ramírez.
En esta campaña, los funcionarios de Rutilio coparon el Consejo Político de Morena y desde
ahí operaron para cerrar el paso a
Ramírez Aguilar, y en el momento
preciso, en el que se votó internamente para seleccionar al candidato, el hoy gobernador electo no
obtuvo ni un solo voto, lo que exhibía un rechazo local a su proyecto
y evidenciaba que su candidatura
no era bien vista en Chiapas, esto
pese a que el trabajo realizado por
Eduardo Ramírez le proporcionaba la mejor estructura electoral.
Pero la campaña en contra de este proyecto adquirió los mayores
riesgos fueron los resultados de la famosa encuesta, que arrojó resultados inverosímiles, un empate
técnico entre el Dr. Pepe Cruz con
Eduardo Ramírez, en donde por
unas décimas de punto Eduardo
Ramírez resultó el candidato mejor posicionado.
Todo esto fue orquestado desde el palacio de gobierno con la
anuencia y el apoyo de recursos económicos por parte de Rutilio
Escandón, quien además, en un
exceso inapropiado, copó con sus colaboradores diferentes puestos
de elección popular, imponiendo
candidato a las diputaciones locales, en las diputaciones federales,
en el senado de la república y en
presidencias municipales, como si los resultados de su gobierno le
dieran la fuerza para garantizar
triunfos electorales. Eduardo Ra-
mírez aceptó estas condiciones no
por debilidad política sino porque
el cargo de mayor relevancia es la gubernatura y esa la tenía en
sus manos y porque al no imponer
ningún candidato se deslindaba de responsabilidad en el caso en
que los resultados fueran adversos, pero en el caso en obtener un triunfo arrollador, como realmente sucedió el triunfo era por él, a
pesar de las vejigas que le pusieron
para nadar.
En el proceso electoral fue obvio que hubo una mala selección
de candidatos en los distintos
cargos de elección, pero aún así el
triunfo fue arrollador y de carro
completo, Morena y sus aliados ganaron todo, incluso en lugares en que no debieron de ganar,
por los riesgos que representa, como es San Juan Chamula, en
donde la historia reciente muestra que un presidente municipal y su síndico fueron asesinados
en una protesta organizada en
la plaza pública. Los resultados ocasionaron a su vez la pérdida
del registro de varios partidos
políticos y un control total del Congreso Local, al desaparecer
prácticamente la oposición.
En este descuido de la salida
política del gobernador Rutilio
Escandón, jugaron papeles importantes Julio Rincón, el director de comunicación social, de donde salía el financiamiento
para golpear al gobernador electo, Javier Jiménez, el secretario de hacienda, quien pese a sus limitantes imaginó que podía ser
gobernador, que aliado con Julio Rincón, crearon la narrativa de desprestigio en contra de Eduardo Ramírez, participó Ángel Torres, que con su arrogancia no
dudó cada vez que tenía oportunidad en señalar la corrupción del gobierno anterior y acuñó la
frase de que ahora el dinero alcanza para hacer más obras porque no se roban el presupuesto, y
obviamente Pepe Cruz, que desvió recursos del sector salud para
su campaña, que sorprendentemente pudo desbarrancar la candidatura de Eduardo Ramírez.
Todos estos personajes buscaron
el fuero, pero esto no los protege
de la malversación derecursos públicos y menos del exagerado
enriquecimiento inexplicable,
con inversiones millonarias en Yucatán, en donde construyen
unidades habitacionales y un hotel cinco estrellas.